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jueves, 20 de diciembre de 2012

Momentos inolvidables


Hola a Tod@s:

En mi post del 20 de Noviembre “Compromiso con el medio ambiente”, escribí esto:

 Qué actitud tan diferente si la comparas con las gentes que frecuentan los refugios de altura o con los montañeros que te encuentras por los altos valles y cimas y con los que, sin conocerlos de nada, acabas compartiendo trayecto, aventura, comida, anécdotas y experiencias que se atesoran en tu espíritu en el restringido cofre de los buenos recuerdos.

Como reflejo de esta actitud, os voy a contar una historia que me aconteció el 13 de Septiembre (el día de mi cumpleaños) del 2011.

A modo de auto regalo de cumpleaños, decidí ascender al pico Vignemale 3.300 m. desde la localidad francesa de Gavarnie con mis amigos Néstor y Ramón. Como el trayecto en coche de Huesca a Gavarnie es muy largo, decidimos hacer el pico en dos jornadas, la primera para ascender al refugio más alto del Pirineo, el refugio de Baysselance a 2651 m. y la segunda para hacer cima, volver al refugio, comer, volver a bajar al coche y regresar a Huesca.

Ascendiendo el glaciar d´Ossoue

Tengo la suerte de conocer a Paola y Stéphane Gavard, grandes guías de montaña y magníficos escaladores y alpinistas, guías de barrancos en el valle de Ordesa y en la Sierra de Guara y también guardas del citado refugio, a los que hace mucho mucho tiempo en un mes de agosto les comente la fecha de mi cumpleaños.

Refugio de Baysselance 2651 m.


Cuando llegamos al refugio a eso de las 17.30 h la alegría de volver a ver a Stéphane y Paola fue muy grande, nos saludamos, abrazamos y gastamos bromas, pero rápidamente después de rellenar la ficha de ingreso en el refugio, ellos tuvieron que volver a sus quehaceres y nosotros hicimos una ascensión rápida al Petit Vignemale 3032 m descargados de equipo.

Ya de vuelta, mientras estábamos cenando Stéphane me dijo que sobre las 21.00 h, cuando hubiesen terminado de servir las cenas, entrara en la cocina con mis amigos. Yo pensaba que nos quería invitar a un café o a un chupito de Pacharán y así fue cafelito y chupito, pero cuando ya terminábamos el Pacharán, de pronto se apagaron las luces y veo aparecer a Stéphane y Paola por el pasillo de la cocina con un bizcocho con sus 44 velas que habían preparado ellos a mano mientras nosotros subíamos al Petit Vignemale. Puede parecer un pequeño detalle, pero debéis saber que todo lo que se consume en estos refugios de altura, tiene que ser porteado en la mochila por los guardas o subirlo en helicóptero y yo no les había recordado que era mi cumpleaños. Un detalle así en un lugar como ese es una de esas experiencias que se atesoran en tu espíritu en el restringido cofre de los buenos recuerdos.

Mis queridos amigos Paola y Stéphane


No sé si Paola o Stéphane llegaran a leer este post algún día, pero desde aquí quiero agradecerles lo bien que me hicieron sentir aquel día, y puedo decir que ha sido uno de los mejores regalos de cumpleaños de toda mi vida.

Un cordial saludo a todos y un abrazo muy fuerte para mis amigos Paola y Stéphane, siempre me reconforta su recuerdo cuando la montaña castiga a frio roca y hielo.

Edu.